lunes, 9 de noviembre de 2009

LOS EXPERTOS EN SEGURIDAD ALERTAN DEL PELIGRO DE LAS REDES SOCIALES.

Los "hackers" se reúnen en el SOURCE de Barcelona.
En EEUU los jueces empiezan a responsabilizar a los bancos de la inseguridad de sus clientes.
Un carrito de supermercado se bloquea y desbloquea mediante una sencilla clave que viaja por radiofrecuencia. Esta frecuencia es oíble por las tarjetas de sonido de los ordenadores, que pueden grabarla, convertirla en un tono para móviles en MP3 y ponerla a disposición de todos en Internet.
Lo aterrador del experimento no es sólo que se pueda romper fácilmente la protección, sino que lo democratiza: con el código descubierto.
El hacker británico Adam Laurie demostró cómo manipular de forma indetectable la foto y otros datos, incluida la clave criptográfica, de los pasaportes electrónicos.
Brian Honan, editor europeo del boletín NewsBites del SANS Institute explicó a la audiencia que una periodista irlandesa le retó a robar su identidad, a partir sólo de los datos públicos que de ella hubiese en Internet. Uniendo los retazos que encontró en Google, LinkedIn, Flickr, Facebook y Twitteer, Honan descubrió los nombres de sus padres, su fecha de nacimiento e incluso su dirección física.
Con estos datos, en Irlanda podría haber abierto una cuenta bancaria en su nombre, hacerme un pasaporte nuevo o un carné de conducir.
Nuestra identidad está repartida en miles de sitios que no controlamos.
"Donde se dan más fugas de información privada", según Honan, "es en las redes sociales, los robos de bases de datos de servicios de los que somos clientes y la información que nuestros amigos puedan dar de nosotros en Internet.
Otro punto caliente del encuentro SOURCE fue la inseguridad de la banca en Red. Michael Baentsch, destacó que algunos juzgados norteamericanos están considerando responsables a los bancos por no hacer todo lo posible para proteger a sus clientes.
El principal responsable de esta desprotección del cliente telemático es el código malicioso tradicional se está pareciendo cada vez más a los APT, usando canales de comunicación que no levanten sospechas, para estar dentro del sistema infectado sin que nadie se dé cuenta.
EL PAÍS, dijous 5 de novembre de 2009.
VIOLETA PITARCH MARÍN.

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